La genética de los fármacos a la carta

Se trata del mayor proyecto de genómica realizado en el mundo hasta ahora. Comenzaba hace cinco años Genotype Tissue Expression -GTEx- ( o expresión del genotipo en los tejidos) persiguiendo el objetivo de crear un atlas y una base de datos abierta de la expresión génica y la regulación genética en los diferentes tejidos humanos. En él participan 960 investigadores de centros de todo el mundo y, hasta ahora, han recolectado información de más de 50 partes del cuerpo.«Queremos entender cómo se expresan los genes y cómo su variación afecta a la regulación y expresión génica», explica Kristin Ardlie, codirectora del Centro de Coordinación y Laboratorio de Análisis de datos del proyecto en el Broad Institute. Se trata, éste último, de un centro mixto de Harvard y el MIT -Massachusetts Institute of Technology- especializado en genómica y medicina personalizada en dónde, además, es directora de la Plataforma de Muestras Biológicas. 

Los resultados publicados en tres artículos en la revista Science, se centran en cómo la genómica puede afectar a la actividad de los genes y a mostrar predisposición hacia determinadas enfermedades. Entendiendo que cada célula presenta potencial para convertirse en cualquier tipo de tejido u órgano en función de la expresión genética, los resultados publicados apuntan que es la variante genética la que determina que se conviertan en diferentes tejidos y, de la mano, cómo ello puede predisponer a cada persona hacia enfermedades como cáncer, enfermedades del corazón o diabetes. 

Su aplicación directa se traslada hasta la medicina personalizada, según explica la experta, partiendo de que en un futuro el médico tendrá la información genética del paciente de la misma forma que hoy tiene el historial médico. 

En este sentido, avanza que estos datos pueden ser utilizados por compañías farmacéuticas y biotecnológicas para desarrollar fármacos con targets para enfermedades específicas. «Cuando vemos los datos en un órgano, (por ejemplo el corazón) observamos que el genoma predice que se dará una mutación nociva. Sin embargo, para otro tejido (por ejemplo, el pulmón) puede tener un efecto positivo ya que no presenta el mismo impacto», explica la investigadora.

No sin matizar previamente que el proyecto no estudia ninguna enfermedad concreta sino a la población de forma genérica, Ardlie concreta que su misión es tratar de entender la biología de la expresión génica, ver cómo afecta a la población de forma genérica y las diferencias que manifiesta la enfermedad. «Podemos hacer que el fármaco ataque a la expresión de un gen determinado en un órgano concreto y, en consecuencia, que no afecte a otras zonas y tejidos». Así pues cómo varía su expresión e identificar el efecto que causa en cada tejido es una oportunidad para el desarrollo de nuevos fármacos. «La información genética puede determinar la medicación», pronostica. 

La investigadora del MIT plantea una serie de retos por delante en este camino. Cierto es que hay que tener en cuenta que nunca se había realizado un estudio con tanta variabilidad genética, sin embargo, los individuos tienen edades superiores a los 21 años, por lo que Ardlie señala la necesidad de incluir también población infantil para, de esta forma, estudiar enfermedades cuyo desarrollo es crítico a edades tempranas. Un nuevo acercamiento que cambia cómo se entiende la expresión del genoma que propone determinar qué cambios genéticos habrá en un marcador determinado.

Fuente: El Mundo 

Lo que se viene en fusiones farmacéuticas: US$ 200.000 millones

Analistas de la consultora EY creen que el sector sólo puede incrementar su crecimiento deglutiéndose mutuamente para incrementar así su pool de productos innovadores.


El sector farmacéutico se enfrenta a un intenso período de fusiones y adquisiciones en los próximos años, aun cuando las empresas estadounidenses Pfizer y Allergan fallaron recientemente en  la suya.

“Vamos a ver un alto nivel de inversiones y desinversiones en el sector de los productos farmacéuticos en los próximos años”, aseveró Gerd Stuerz, analista de EY.

El fracaso de Pfizer y Allergan de su fusión calculada en US$ 160.000 millones de dólares, debido a la negativa de los Estados Unidos de autorizar fusiones que permitan ahorro de impuestos, es improbable que indique el final de una ola de grandes ofertas en el sector, dijo EY.

“Las empresas van a vender divisiones enteras o comprar otros nuevos con el fin de reforzar su posición”, aseveró Siegfried Bialojan, otro especialista de la empresa. ¿Por qué?  Frente a la feroz competencia, el crecimiento externo es ahora clave para muchas empresas: “Los grupos farmacéuticos sólo pueden presentar innovaciones rápidamente si compran fuera”, Bialojan argumentó.

Después de un año récord para M & A (fusiones y adquisiciones) en el sector de los productos farmacéuticos en 2014, 2015 habría sido aún mejor si la alianza entre Pfizer y Allergan se hubiera materializado.

Aún así, Bialojan predijo que las fusiones de una escala de alrededor de US$ 200.000 millones se convertirían en la “nueva norma” en el sector.

Una serie de importantes acuerdos se han firmado en los últimos meses. Pfizer ha anunciado recientemente planes para comprar Anacor Pharmaceuticals, un especialista en el tratamiento del eccema, por más de US$ 5.000  millones de dólares.

También está interesada en Medivation, una empresa de biotecnología con sede en California que se especializa en tratamientos contra el cáncer, que también es codiciado por el grupo francés Sanofi y la firma estadounidense Amgen.

También en los EE.UU., Abbott Laboratories y St. Jude Medical, los principales fabricantes de dispositivos y el cuidado del corazón coronarias, anunciaron una fusión US$ 25.000  millones de dólares para orientar mejor los crecientes niveles de enfermedades cardiovasculares en poblaciones que envejecen.

Y la empresa de productos farmacéuticos y productos químicos alemanes,  Bayer, está ofreciendo 55.000 millones de euros por Monsanto, una oferta de la firma estadounidense ha rechazado hasta el momento...


Fuente: América Economía